jueves, 25 de febrero de 2010

De compras por Marrakech








Marrakech. Qué gran ciudad! Tanto tiempo queriendo ir y, por fin, el fin de semana pasado tuve la oportunidad de conocerlo gracias a un viaje/invitación/celebración (pero éste es un tema aparte).
El regateo es deporte nacional allí -"¡180 dirhams precio amigo!" "¡Noooo, demasiado! ¡Te doy 50!"- y, de hecho, es algo intrínseco a la cultura del país. Creo que si no regateas, incluso les podría sentar mal o les parecería de lo más extraño. También decir que agota, porque por poder, puedes llegar a estar negociando hasta media hora, ya que en muchas ocasiones cuando te niegas a un precio determinado, los tenderos te persiguen a donde vayas para atraerte de nuevo a su puesto y darte el artículo por el valor que tú decías. Todo un mundo.
Sobra decir que hay que decir no a las tiendas de la zona europea u otra que parece el Corte Inglés español -Cooperativa se llama, NO VAYÁIS-. Lo mejor es el Zoco, una de las mayores atracciones turísticas aunque no se pretenda comprar, sólo por el mero hecho de conocer ese laberinto de calles repletas de puestos de todas las clases: comida, ropa, complementos, especias, alfombras...
Pero sobre estas líneas os dejo algunas imágenes de una de las visitas que a mí más me gustaron: un pueblo bereber. Tanto los collares como las pulseras están hechos a mano por estas personas que suelen habitar en la montaña. Mi novio me regaló un anillo precioso, en plata, de grandes dimensiones y tallado a mano con dibujos preciosos. Siempre termina cayendo algo, os lo aseguro.







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